Rosa, ¿el color de las niñas?
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Su aparición se remonta a la Antigüedad y a la Edad Media, se ha asociado
siempre con el color de la piel y del maquillaje. Si bien, en la Edad Media es
un color que estaba reservado a la nobleza. Asimismo, en cuanto a la simbología
cristiana tiene una fuerte asociación a lo celestial o milagroso.
La aparición del primer tinte artificial, logró por consiguiente su
abaratamiento. A finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se había
extendido a toda la población, los hombres adoptaron una posición opuesta a lo
colorido. El rosa se ve muy presente en las modas para mujer, en los productos
de belleza o incluso en objetos cotidianos. Asimismo, el rosa puede tener una
connotación de exceso, de lujuria, de mal gusto o de independencia. En el mundo
contemporáneo se le ha dado infinidad de significados y ha demostrado el
potencial de un color estigmatizado a veces por su propio atractivo.
En el siglo XVIII el color se empleaba en la indumentaria de ambos géneros. En
la paleta del rococó destacaron el azul cielo, el amarillo suave, el nuevo
verde celadón y el rosa claro. Se hablaba así de ‘’gusto francés’’ por la
predilección que sentían la reina María Antonieta y la marquesa Madame de
Pompadour por este color.
Se observa la riqueza cromática en la indumentaria de la Iglesia. En el
siglo XIX el hombre burgués reduce el uso del color a chalecos o corbatas. En
esta época la mujer se convierte en protagonista absoluta de la moda. Las
mujeres llevaban grandes faldas, característica que las diferenciaba de las
mujeres pobres, y sus padres o maridos presumían de este signo de ostentación.
A mediados del siglo XIX se asienta el conocido ‘’traje de luces’’ para los
toreros, momento en el que ya estaba de moda el color rosa y como bien sabemos los toros están
muy asociados a la religión. El matador viste de rosa como resucitado. Es por
ello, que el lado del capote rosa simboliza la buena suerte y por
contraposición, el lado amarillo la mala suerte.
Tras la gran guerra se descubren los brazos y las piernas, y el tono de la
piel adquiere relevancia y con ello el color rosa. Durante este periodo se
asocia el rosa al pensamiento débil, puede que debido a estos antecedentes
durante la II Guerra Mundial, el régimen nazi decidió señalar a los homosexuales
recluidos en campos de concentración con un triángulo rosa en su vestimenta.
Durante los años 50 tuvo lugar la difusión del conocido traje sastre rosa
de Chanel que lució Jackie Kennedy. Toda la Alta Costura de la época, que
residía en París con Dior, Balenciaga, Fath, Balmain, Dessès, etc.,
trabajaron el rosa en sus distintas variables. Si bien, se trataba de subrayar
la feminidad a golpe de rosa, los productos dirigidos a mujeres adoptan también
este color con frecuencia, no sólo como objetos, sino también en su imagen
comercial representada a través del ‘’packaging’’
o la publicidad. En el siglo XX el rosa tuvo un protagonismo destacado tanto en la alta moda como en el mercado de masas.
¿El color de las niñas? A partir de los años 50 fue cuando el rosa se impuso
como símbolo de feminidad y se fue instaurando a la ‘’imagen de marca’’ de los
productos para niñas’’. Esto se ha visto potenciado con las arrolladoras
estrategias de marketing. Esto puede
dar lugar a la aparición de procesos de exclusión que afectan a niñas y niños
que no se identifican con el criterio impuesto.
Por último, podemos ver en las siguientes imágenes y ordenados de izquierda
a derecha, majestuosos vestidos de Lorenzo Caprile (2016), Givenchy (1992) y Loewe (años 70).
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